REFLEXIONES SOBRE LA RELACION CON DON DINERO
Por: Claudia
Mejía Pérez
Después de haber leído el artículo “Poderoso caballero es don
dinero” publicado en la revista SEMANA del 2 de febrero de 2.008, tengo que
admitir que siento algo de vergüenza, frustración o sentimiento de
culpabilidad, debido a que la relación que había sostenido desde hace más de
veinticinco años, de forma ininterrumpida con aquel poderoso caballero, en su
mayoría ha sido bastante irreflexiva, entre pre económica y primitiva, lo cual
es difícil de confesar, partiendo del hecho de que realicé un pregrado en
economía.
Según el documento en mención, los seres humanos nos
relacionamos de cuatro diferentes formas con el apreciado bien, así:
·
Pre
económica: Cuando vemos al dinero, como el medio o manera de
satisfacer nuestros deseos. Lo más grave de esta relación es que cuando no hay
dinero en los bolsillos, se puede presentar una repentina e “inexplicable” baja
de autoestima, depresiones y como es también conocido, en los casos más
extremos, hasta suicidios.
·
Primitiva:
Es el tipo de relación que muchas personas presentan cuando creen que el
gobierno, los padres o el familiar “rico”, les deben resolver sus problemas económicos
y que personas, que saben cómo manejar el dinero, con actitudes “paternalistas”
aprovechan para conseguir una dependencia tan grave, como la que sostienen los
diabéticos de la insulina.
·
Subordinal:
Es la relación en donde el trabajo aparece como el mejor mecanismo para
producir dinero; Dicha relación es la que promueve la religión protestante,
donde el trabajo y por ende la riqueza, es una forma de venerar a Dios. Es
decir que la cultura también es una de las que de una u otra manera, induce la
correspondencia que teje la población con el dinero.
·
Inferencial:
Es la relación más estratégica, racional y reflexiva, en donde las personas
saben que obtendrá más dinero si otras personas, llámense trabajadores, socios,
aliados estratégicos, trabajan al mismo tiempo. Este grupo de personas también
andan pendientes de las nuevas leyes, las nuevas tendencias del mercado, para
encontrar la oportunidad de acrecentar su capital.
Así
entonces y después de leer las posibles relaciones que nosotros, como
habitantes de países capitalistas, entablamos desde la juventud con “Don
Dinero”, seguramente muchos de ustedes,
como yo, deben estar clasificando los actos económicos más importantes de su
vida, entre los cuatro tipos de relaciones descritas. Por eso en mi caso, puedo
decir que en la juventud y parte de la edad adulta, creía que el dinero era el
que me daba la felicidad y que cuando tenía problemas económicos, mi familia me
los debía solucionar. Ahora, cuando ya he traspasado la barrera de los treinta,
tengo un concepto un poco racional de la forma en que se debe manejar el
dinero; por lo menos, ya preveo que no voy a durar toda la vida, que hay que
empezar a cortar todo “cordón umbilical” que me hace depender de mi familia a
la vez que comenzar a preocuparse por esa etapa de la vida, en donde muchos
pasamos a ser un “estorbo” para la sociedad; En consecuencia y poco a poco, he
iniciado una relación más madura, calmada, reflexiva y menos corto placista con
don dinero, una relación que en pocos años espero, sea al menos de tipo
subordinal y en el mediano plazo, ya tenga tintes de inferencial.
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