viernes, 24 de mayo de 2013


REFLEXIONES SOBRE LA RELACION CON DON DINERO
 
Por: Claudia Mejía Pérez

Después de haber leído el artículo “Poderoso caballero es don dinero” publicado en la revista SEMANA del 2 de febrero de 2.008, tengo que admitir que siento algo de vergüenza, frustración o sentimiento de culpabilidad, debido a que la relación que había sostenido desde hace más de veinticinco años, de forma ininterrumpida con aquel poderoso caballero, en su mayoría ha sido bastante irreflexiva, entre pre económica y primitiva, lo cual es difícil de confesar, partiendo del hecho de que realicé un pregrado en economía.
 
Según el documento en mención, los seres humanos nos relacionamos de cuatro diferentes formas con el apreciado bien, así: 
·         Pre económica: Cuando vemos al dinero, como el medio o manera de satisfacer nuestros deseos. Lo más grave de esta relación es que cuando no hay dinero en los bolsillos, se puede presentar una repentina e “inexplicable” baja de autoestima, depresiones y como es también conocido, en los casos más extremos, hasta suicidios.
·         Primitiva: Es el tipo de relación que muchas personas presentan cuando creen que el gobierno, los padres o el familiar “rico”, les deben resolver sus problemas económicos y que personas, que saben cómo manejar el dinero, con actitudes “paternalistas” aprovechan para conseguir una dependencia tan grave, como la que sostienen los diabéticos de la insulina.
·         Subordinal: Es la relación en donde el trabajo aparece como el mejor mecanismo para producir dinero; Dicha relación es la que promueve la religión protestante, donde el trabajo y por ende la riqueza, es una forma de venerar a Dios. Es decir que la cultura también es una de las que de una u otra manera, induce la correspondencia que teje la población con el dinero.
·         Inferencial: Es la relación más estratégica, racional y reflexiva, en donde las personas saben que obtendrá más dinero si otras personas, llámense trabajadores, socios, aliados estratégicos, trabajan al mismo tiempo. Este grupo de personas también andan pendientes de las nuevas leyes, las nuevas tendencias del mercado, para encontrar la oportunidad de acrecentar su capital.
 
Así entonces y después de leer las posibles relaciones que nosotros, como habitantes de países capitalistas, entablamos desde la juventud con “Don Dinero”,   seguramente muchos de ustedes, como yo, deben estar clasificando los actos económicos más importantes de su vida, entre los cuatro tipos de relaciones descritas. Por eso en mi caso, puedo decir que en la juventud y parte de la edad adulta, creía que el dinero era el que me daba la felicidad y que cuando tenía problemas económicos, mi familia me los debía solucionar. Ahora, cuando ya he traspasado la barrera de los treinta, tengo un concepto un poco racional de la forma en que se debe manejar el dinero; por lo menos, ya preveo que no voy a durar toda la vida, que hay que empezar a cortar todo “cordón umbilical” que me hace depender de mi familia a la vez que comenzar a preocuparse por esa etapa de la vida, en donde muchos pasamos a ser un “estorbo” para la sociedad; En consecuencia y poco a poco, he iniciado una relación más madura, calmada, reflexiva y menos corto placista con don dinero, una relación que en pocos años espero, sea al menos de tipo subordinal y en el mediano plazo, ya tenga tintes de inferencial.
 

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